Algunos expertos dicen que a partir de los 25 años, la piel del rostro y cuello inicia verdaderamente su proceso de envejecimiento natural. Otros aseguran que sucede a los 30, cuando comienza a sufrir cambios que se notan, !y mucho!
Y los demás prefieren irse por los 40, década en la que aparecen los signos del proceso de envejecimiento causados, entre otros, por el curso natural de la vida o por el impacto de factores externos relacionados con el estilo de vida (alcohol, estrés, tabaco, trasnocho, mala alimentación, etc.)
Ese término "envejecimiento" que espanta principalmente a todas las mujeres (a algunos hombres también afecta), se puede definir fácilmente: es el proceso que se produce cuando la cantidad de células que mueren, es mayor a las que nacen.
Los radicales libres son los principales causantes del desgaste de la piel
Los científicos aseguran que es comandado por la acción de los famosos radicales libres, moléculas inestables que tienen un electrón no apareado y lo toman de otra molécula, célula, proteína, lípido, o ADN, ocasionando su deterioro.
Los otros culpables de este drama son variados y mientras algunos pueden prevenirse (como el efecto de los rayos solares), otros (la disminución en la producción de colágeno y elastina, por ejemplo) vienen indiscutiblemente con la edad y solo se puede intentar darles batalla para que no causen tantos estragos.
De ahí que los expertos aseguren que no necesariamente la piel madura es característica de una treintañera o cuarentona. Una joven de 20 años que se ha expuesto indiscriminadamente al sol sin protección solar, puede mostrar síntomas de envejecimiento prematuro: manchas, arrugas, falta de hidratación. En otras palabras, es dueña de una piel madura.
Lo cierto es que las características de este tipo de piel logran dar mucho miedo: líneas de expresión, arrugas, falta de firmeza (flacidez), manchas, resequedad y ese tono opaco que hace que el rostro se vea "gris".
En las pieles maduras se pierde paulatinamente la capacidad de reparar los daños causados en las células por el efecto del sol y los radicales libres; la actividad hormonal disminuye y da como resultado falta de humectación y de luminosidad, originando surcos profundos; también desciende la síntesis de fibras de colágeno y elastina, las cuales constituyen el soporte de la piel, lo que causa pérdida de la firmeza en cara y cuello.
PARA LAS MUJERES JÓVENES:
A los 20 años, aproximadamente, las mujeres ven la madurez como un asunto lejano que no debería preocuparles. Y hay algo de razón en esto, pero las jovencitas no tendrían que olvidar, de igual forma, una de las palabras más importantes: "prevención".
Si adoptan desde ya una rutina de cuidado para su piel, pueden estar seguras de que demorarán en lo posible la aparición de todas esas características anteriormente mencionadas.
Los cambios hormonales: la pre adolescencia es la etapa en que las niñas deberían iniciar su rutina de cuidado. "Esto significa el uso diario de una limpiadora, un tónico y una hidratante, así como un producto para el cuidado del contorno de ojos y labios, pues la idea es prevenir los daños en todo el rostro.
Así mismo hacerse una mascarilla nutritiva cada semana y una exfoliación". Obviamente el uso del protector solar debe hacerse desde la infancia.
A partir de los 25 años es cuando la piel empieza a sufrir un proceso que con el paso de los años va aumentando. "Este es el resultado de la exposición solar recibida desde la infancia, la producción de radicales libres y los cambios hormonales; este proceso se denomina envejecimiento.
Es ahí cuando ya se deben utilizar productos específicos para combatir cada una de las características.
Y desde los 30 años, generalmente, se empiezan a manifestar las señales de envejecimiento. Se pueden observar aparición de arrugas finas, manchas en la piel y pérdida de firmeza, sin que sean tan evidentes aun".
PIELES MADURAS:
Las características de estas pieles son muy específicas:
- Flacidez o falta de tonicidad debido a la disminución de las fibras colágenas, elásticas y reticulares.
- Arrugas ocasionadas por el deterioro de las fibras elásticas y la acción de fuerzas mecánicas.
- Color pálido o amarillento, causado por la disminución del número de vasos sanguíneos y de irrigación.
- Falta de luminosidad, originada por la disminución de las secreciones sudoríparas sebáceas.
- Lesiones en la piel (queratosis).
- Manchas.
También existe el envejecimiento intrínseco, completamente evitable, pues es ocasionado por la exposición a la radiación solar (UVA, UVB, IR) y provoca las siguientes lesiones:
- Profundización de arrugas.
- Lesiones en la piel e hiperpigmentación rugosa y con descamación.
- La ruptura de fibras elásticas que se manifiesta como una piel con "cuadrille" (una especie de malla).
- Lentigos solares (lunares o manchas marrón oscuras).
- Hiperplasia sebácea, que se presenta como múltiples pápulas (lesiones en la piel) amarillentas de diferentes dimensiones.
"He aquí una rutina para el cuidado de la piel"
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