Evolución histórica de la psicomotricidad


El origen de la Psicomotricidad (con base a ejercicios de fortaleza) se dio en la antigüedad. En Grecia y en Esparta al niño se le daba una educación por movimientos, a través de la música, la danza, el ejercicio físico, etc.; y al mismo tiempo se trabajaba con el “saber ser” del niño.

En la Roma clásica la educación se resumía en la frase: “Mens sana in corpore sano”, lo cual quiere decir “mente sana en cuerpo sano”. Por su parte en la cultura oriental se le daba gran importancia al control del cuerpo como medio para un fin místico y trascendente.

La Psicomotricidad en la Edad Media


En la Edad Media predominó la concepción del ser, en el que la vida humana, sólo era un paso para la otra vida; así que a la educación física no se le daba ningún valor; esto fue reforzado con la visión dualista de Cuerpo - Mente.

Con el Renacimiento y etapas siguientes se empezaron a dar concepciones diferentes; por ejemplo Descartes consideró al cuerpo como un mecanismo que era movido por el espíritu.

Por su parte Montaigne daba a entender que no era un alma, ni era un cuerpo lo que se desarrolla, sino que era un hombre, por lo anterior se le ha considerado como precursor de la Psicomotricidad pues empieza a dar una visión integral del individuo en desarrollo.

Ya en el siglo XIX grandes figuras aportan una nueva visión del hombre con repercusiones inmediatas, entre ellos se puede mencionar a Rousseau, que entre sus preceptos para la educación proponía una que tomara en cuenta las características del niño en cada edad, y que así el desarrollo motor era de vital importancia para conocer y mejorar las capacidades de éste según la edad en la que se encuentre.

Decroly describe sus “centros de interés” a base de amplios movimientos didácticos en la educación preescolar, que tienen sus fundamentos en la motricidad del niño.

La Psicomotricidad en el Siglo XX


En el siglo XX surgen diversos movimientos, como el de la Escuela Nueva; y es en este siglo cuando se emplea por primera vez el término de Psicomotricidad, para el ámbito educativo, pues antes solo se hacía referencia a este para el campo terapéutico.

Por ejemplo: Preyer (1888) y Shin (1900), realizaron descripciones del desarrollo motor y en 1907 Dupré formuló el concepto de la Psicomotricidad como resultado de sus trabajos sobre la debilidad mental y la debilidad motriz.

Ya más adelante Wallon habló del diálogo tónico-emocional y, con el mismo enfoque, se encuentra a Vial para quien el tono muscular y la movilidad no se dan en forma aislada en el curso del desarrollo del niño.

Para él, su construcción se realiza por relaciones múltiples con los aferentes sensitivos, sensoriales y afectivos: la toma de contacto y la conquista del espacio se hacen mediante múltiples factores, entre los cuales participa la motricidad, encontrando que ella enriquece estas relaciones múltiples, y éstas a la vez la constituyen.

De igual forma, para Vial el comportamiento motor por el hecho de estar relacionado con la vida psíquica implica tres dimensiones, cada una de las cuales puede ser fuente de perturbaciones o trastornos del desarrollo.

Precursores modernos de la Psicomotricidad


Entre los precursores modernos de la Psicomotricidad se encuentra Julián de Ajuriaguerra, quien desarrolla un método de relajamiento, en el que los factores de relación del niño con los demás analizados desde el punto de vista psicoanalítico permiten elaborar una importante terapia.

Al respecto Ajuriaguerra y Suzanne Naville propusieron una educación de los movimientos del cuerpo para entender los problemas psicológicos y físicos del niño considerando que el cuerpo, como la presencia del niño en el mundo, es el agente que establece la relación, la primera comunicación y que integra la relación de los otros, de los objetos, del espacio y del tiempo.

Para ellos, desde los orígenes, la presencia del otro contribuye a moldear el mundo motor e inversamente, el tono y la motricidad participan en la organización relacional.

La visión del desarrollo humano de Ajuriaguerra, se relaciona con los estudios de Piaget, Wallon y Gesell. Mostrando la importancia del desarrollo Psicomotriz en la construcción de los conceptos lógicos necesarios en el aprendizaje.

Dentro de ésta línea de trabajo se inscriben las investigaciones realizadas por Picq y Vayer, así como de Jean Le Boulch y Romain. Estos dos últimos se interesaron por darle un enfoque más concreto en el campo del movimiento propiamente dicho, mostrando que es ilusorio educar al niño sin tener en cuenta el comportamiento motor.

Para Romain: “El movimiento sea cual fuese la intencionalidad que lo anima y la conciencia que lo ilumina, es siempre y en primer lugar la manifestación de un organismo, con una carga de magnitud equivalente a su dimensión total, una proyección en el mundo de la estructura del ser”.

Las palabras Psicomotor, Psicomotricidad y Psicomotriz, han variado su significación a lo largo del presente siglo. Sus diferentes alcances conceptuales han estado determinados por los diversos contextos teóricos bajo los cuales se han utilizado.

Mayor complicación se encuentra en el análisis cuando a los conceptos en mención se le agregan algunos como: Desarrollo, disturbio, alteración, reeducación, práctica educación, terapia.

Así mismo, todos estos conceptos y en especial la noción de Psicomotricidad, son espacios de reencuentro entre diferentes profesionales, Psicomotricistas, Psiquiatras, neuropediatras, Psicólogos, Psicoanalistas, maestros.

Si bien es siguiendo el modelo francés que surge la Psicomotricidad, hay que subrayar que esta disciplina atravesó, en diferentes realidades continentales y regionales, por etapas evolutivas muy similares determinadas, en líneas generales, por:

La postura frente a problemas filosóficos que le atañen entre ellas las concepciones de Hombre, Cuerpo, Educación etc. Los avances, en cada etapa de las disciplinas con las que interactúa la Psicomotricidad.

En este sentido se encuentran los planteamientos de Jean Le Camus que en su estudio crítico y epistemológico de esta especialidad señala tres fases en su evolución histórica, las cuales son:

1. Cuerpo hábil, bajo la óptica mecanicista; el cuerpo debía ser ejercitado, entrenado y adiestrado para las labores cotidianas relacionadas en su mayoría con las de la producción industrial ya que esta fase se ubica a finales del siglo XIX y mediados del XX y de ella se pueden rescatar el trabajo de Philippe Tissié con LA PSICODINAMIA, como nueva concepción de la Educación Física en su época (1900), y que tenía como objetivo el entrenamiento de los centros Psicomotores por las asociaciones múltiples y repetidas entre el movimiento y el pensamiento y viceversa, estableciéndose así diferencias entre Gimnasia Pedagógica y gimnasia Médica.

De igual forma deben mencionarse los planteamientos de Edouard Guilmain quien basándose en los estudios de Wallon y Heuyer, elabora el primer examen Psicomotor que se convirtió en su época en un medio de diagnóstico, de indicación terapéutica y de pronóstico.

Posteriormente construye un método de reeducación Psicomotriz, para niños con diagnósticos Psicológicos y Psiquiátricos alterados, con ejercicios que buscaban el mejoramiento de la actividad tónica, de las relaciones temporo-espaciales y desarrollo del control motor.

2. Cuerpo Consciente; Ubica esta fase desde finales de la segunda guerra mundial hasta mediados de los 70.

Para este periodo el cuerpo se concibe como capaz de recibir, de escoger, de analizar, de poner en orden, de conservar la información emanada de su propio funcionamiento y de su interacción con el medio; en esta fase se da la especificación de la fundamentación teórica y metodológica de la Psicomotricidad lo cual es la base para que se convierta en una especialidad con identidad y perfil profesional propios que se inicia a nutrir de los aportes teóricos de la fenomenología, la Psicología del desarrollo y el Psicoanálisis.

Por ende las prácticas Psicomotrices de esta fase se orientan hacia el campo educativo con preponderancia.

3. Cuerpo Significante; Desde mediados de los 70 hasta hoy en día en donde el cuerpo se asume como capaz de “hablar” y porta a lo largo de toda su existencia un gran cúmulo de significaciones, ya no es simplemente un receptor, ahora es un “vehículo” capaz de emitir información, señales significantes que pueden acompañar y en ocasiones sustituir a la palabra atestiguando en contra o a favor de la historia individual y cultural del sujeto.

Es en esta fase en donde se ve más arraigado el “matrimonio” conceptual con disciplinas tales como el Psicoanálisis, la Psicología, la Etología, la Antropología, entre otras.

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Autores:

Diego Fernando Bolaños y Roberto Gámez

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