Sí, es muy probable que la diabetes pueda dejarte ciego o ciega con el paso del tiempo.
La Diabetes Mellitus es una enfermedad que puede aparecer desde etapas muy tempranas de la vida (Diabetes tipo I), o ya en la adultez (Diabetes tipo II), ésta última frecuentemente muy relacionada con el sobrepeso graso u obesidad.
La Diabetes Mellitus es una enfermedad que puede afectar múltiples órganos del cuerpo, entre ellos la retina, la capa nerviosa del ojo encargada de convertir la luz en impulsos eléctricos que son llevados al cerebro donde finalmente se desenvuelve o desarrolla la visión.
La diabetes afecta la salud de tus ojos y las partes que los componen.
La retina a diferencia de la córnea o el cristalino, hasta la fecha es irreemplazable, lo cual quiere decir que si se daña será algo irreversible, o lo que se traduce en que no podrán ser sustituidas sus funciones por otra retina donada u otro componente del órgano de la visión.
De lo anterior se deduce la importancia de tratar la diabetes a nivel multidisciplinario.
El daño que sufre la retina producto de la diabetes se conoce como retinopatía diabética.
Cálculos estadísticos mundiales arrojan cifras que indican que aproximadamente el 40% de las personas que padecen algún tipo de diabetes tienen algún grado de retinopatía diabética.
La diabetes es la principal causa de nuevos casos de ceguera en los adultos entre los 20 a los 72 o más años.
Otra complicación asociada a la diabetes es el edema macular diabético.
La mácula es la zona de la retina que se encarga de la visión de detalle, de colores, de lectura.
Por efecto de la diabetes, la mácula se llena de líquido (se edematiza), perdiendo su función.
El edema macular está presente en cualquier grado de retinopatía diabética, y se considera la principal causa de la pérdida de la visión central en personas con diabetes, y tiene un gran impacto en la calidad de vida de los pacientes.
Un estudio realizado en el año 2012 estimó que aproximadamente el 7% de todos los diabéticos a nivel mundial tenán edema macular.
Eso equivale a nivel mundial a aproximadamente 21 millones de personas.
Es claro que se está hablando de un problema de gran magnitud en salud pública.
Pero hay que recordar que la diabetes no solamente afecta la retina, porque tanto el cerebro, como el corazón, los riñones, las extremidades, etc., también se pueden ver afectadas de manera muy importante a causa de la diabetes.
Cuando un paciente diabético llega al oftalmólogo con alguna afección en la retina, es claro que ha tenido inconvenientes en el manejo sistémico, es decir que entre peor sea la retinopatía diabética más difícil será el control sistémico.
En otras palabras, la retinopatía diabética se convierte en un marcador de severidad de la diabetes.
Existen muchas opciones terapéuticas en la actualidad: láser, cirugía, inyecciones de antiangiogénicos, pero todas ellas tienen un efecto limitado en la medida que la diabetes no se controle de manera adecuada.
En la medida en que la diabetes se controle adecuadamente, se disminuye la tasa de retinopatía diabética, de edema macular, de nefropatía diabética, y de todas las secuelas asociadas a esta enfermedad.
Por otro lado, si además de la diabetes el paciente está controlado de la hipertensión arterial, colesterol elevado, anemia, todos estos factores asociados al empeoramiento de la diabetes, se podría esperar un pronóstico mucho más favorable, más "costo-efectivo", evitando mayores gastos al sistema de salud y, por supuesto, a la persona afectada.
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