¿Es bueno eliminar las harinas de la dieta?

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¿Debo eliminar todo tipo de harinas de mi dieta para bajar de peso, adelgazar y mejorar mi salud?

Algunas harinas podrían eliminarse de la dieta, pero no todas las harinas son malas.

Algunas harinas se pueden eliminar para mejorar la salud, para evitar acumulaciones excesivas de grasa corporal, pero como ya escribí: no todas las harinas (alimentos fabricados a base de ellas) son malas, hay distintos tipos de harinas, y de hecho algunos alimentos fabricados a base de harina de trigo, harina de arroz, harina de quino, entre otros tipos de harina, son muy buenos para la salud e igualmente para términos estéticos de ayudar a ganar masa muscular para quienes entrenan, gracias a su buen aporte de nutrientes macro y micro.

¿Qué tipo de harinas son las que deberías plantear quitar de tu dieta diaria?


Aun explicado lo anterior, siempre suelen surgir las siguientes preguntas: ¿Debería eliminar las harinas de mi dieta?

Y si lo hago, ¿qué consecuencias buenas y malas trae tanto para mi salud como para mi apariencia física? O en otras palabras, ¿eliminando por completo las harinas de mi dieta lograré perder peso o adelgazar sin poner en riesgo mi salud?

Bueno, para responder a todas estas preguntas, primero es oportuno o prudente aclarar qué significa el término "harina", ya que muchas personas lo relacionan solamente con los productos de panadería, y otras personas también cometen el grave error de referirse al arroz, las patatas, etc., como harina.

O en otras palabras, a veces se piensa que todos los tipos de carbohidratos son malos porque se los relaciona únicamente con las harinas, haciendo referencia a que la gran mayoría de personas (por culpa de nutricionistas con pocos conocimientos) sienten miedo ante los alimentos a base de harina.

Y a veces piensan que éstos son los únicos tipos de carbohidratos que existen, y la gran mayoría de ocasiones, como ya mencioné, solo relacionan el término "harina" con los productos de panadería como el pan blanco, pasteles, croissants, etc.

Entonces, antes de responder las preguntas planteadas al principio del artículo, primero debo mencionar para que lo tengan muy claro que "harina" es la denominación que se le da al polvo (casi siempre de color blanco o beige.

Pero que también lo hay amarillo, café) que resulta de la molienda de cereales (trigo, maíz, cebada, quinoa, etc), semillas, tubérculos (patatas, ñame, etc.), legumbres (soja, lentejas, garbanzos, etc.) y otras materias sólidas.

Ahora, con lo anterior quiero primero dar a entender que lo piensen muy bien antes de eliminar todo tipo de harinas de la dieta, ya que éstas no solamente aportan buenas cantidades de carbohidratos, algo de proteínas y grasas, sino también micronutrientes importantes como el ácido fólico (más cuando se trate de harina fortificada con esta vitamina), otras vitaminas del complejo B y minerales como el hierro, calcio, entre otros.

Ahora, si una persona quiere reducir su peso, o bueno reducir su masa corporal en grasa (ya que el peso es una fuerza que es igual a la masa por la aceleración, que en este caso vendría siendo la gravedad) bien sea por factores estéticos y/o de salud, deberá reducir el consumo de todo tipo de carbohidratos, especialmente los simples "malos" como las golosinas, postres, pasteles, helados, etc., algunos trayendo dentro de su composición harina de trigo.

Las harinas en la dieta. ¿Debo eliminarlas?



Entonces no se trata de tenerle miedo a las harinas en general, porque por ejemplo un pan de buena calidad, más si es integral está hecho de harina de trigo, y aporta una cantidad decente y necesaria de carbohidratos, algo de proteínas y grasas igualmente necesarias, además de micronutrientes (calcio, hierro, sodio, etc.), todos necesarios para mantener un buen estado de salud y poder suplir las necesidades energéticas del día.

Que unas personas deberán reducir más el consumo de estos productos que otras personas es cierto, todos somos diferentes, todos requerimos distintas cantidades de energía y las alergias o complicaciones a ciertos alimentos no son las mismas para todos y todas.

Y si bien los productos más comunes son los que están compuestos de harina de trigo, las únicas personas que deberían eliminarlos por completo de la dieta aquellas diagnosticadas con enfermedad celiaca o intolerancia al gluten no celiaca.

Y las personas que aun no padezcan este tipo de enfermedades pero que tengan una pre-disposición genética porque algún familiar de primer grado de consanguinidad las padece, puede reducir considerablemente el consumo de productos a base de harina de trigo y/o cebada, con el fin de prevenir el desenlace de la enfermedad.

Pero ante esto, debería optar entonces si o sí, para mantener un buen estado de salud, reemplazar estos productos con panes a base de otro tipo de harinas como la de arroz, maíz, quinoa, etc., que aportan cantidades decentes y necesarias de carbohidratos, y relativamente altas en proteínas sobretodo cuando se trata de la quinoa y el amaranto.

Y por supuesto, asesorarse antes de un médico especialista en el tema.

Eliminar el pan blanco de la dieta es una buena opción, siempre y cuando sepamos que ese pan blanco que consumimos contiene muchos químicos, lo que usualmente es algo inevitable ya que éstos se encargan de darle su color y apariencia tan atractiva.

Porque eliminar del todo el pan blanco de la dieta y todo tipo de productos a base de harina de trigo, no teniendo celiaquía, podría ser perjudicial para la salud principalmente por la escasez de micronutrientes que se podría presentar, más aun cuando ya se tenía por mucho tiempo la costumbre de consumir diariamente este tipo de productos, que como expliqué aportan varias vitaminas del complejo B entre otras, además de los macronutrientes (carbohidratos, proteínas, grasas), y más aun cuando la persona no sepa armar correctamente un plan alimentario.

Todo tiene que estar en equilibrio, y de ahí que una dieta debe contener fuentes tanto de carbohidratos (material energético por excelencia), proteínas (material constructor y reparador por excelencia) y grasas (material que cumple las funciones energéticas, de construcción y regulación).

Y por supuesto algunos alimentos que aporten cantidades moderadas de colesterol, dado a que este esteroide es muy importante para la producción hormonal, producción y secreción de bilis, y para otras funciones que ayudan a mantener nuestra homeostasia en equilibrio.

Lo que hay que tener en cuenta a la hora de eliminar o reducir algún alimento de la dieta, sea o no sea un producto a base de harina de trigo u otro tipo de harina (si es que se le tiene miedo a este concepto), es la densidad nutricional o nutritiva de cada producto compuesto por este polvo.

Es decir, por ejemplo 100 gramos de harina de trigo aportan aproximadamente 76 gramos de carbohidratos (también conocidos como glúcidos), 10 gramos de proteína y 1 gramo de grasa, además por supuesto de vitaminas y minerales (15 mg de calcio, 22 mg de magnesio, 1,2 mg de hierro, 15 mg de ácido fólico, etc.).

Entonces el problema está realmente en el abuso del consumo de los productos a base de este tipo de harina u otros tipos de harina.

Porque por ejemplo, un croissant que puede pesar alrededor de 50 gramos, aporta aproximadamente:

- 22 gramos de carbohidratos.
- 4 gramos de proteínas.
- 10 gramos de lípidos.

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Todo lo anterior para un total aproximado de 194 calorías, teniendo en cuenta que 1 gramo de carbohidratos aporta 4 calorías, 1 gramo de proteína 4 calorías y 1 gramo de grasa 9 calorías. Esto claro con valores redondeados, es decir sin tener en cuenta cifras decimales significativas.

EN CONCLUSIÓN

No se trata de estipular si eliminar completamente de la dieta los productos a base de cualquier tipo de harina sea bueno o malo.

Se trata de aprender a alimentarse, se trata de aprender a armar una buena dieta o plan alimentario y No improvisar teniendo como fundamento lo que pueden decir nutricionistas con pocos conocimientos o lo que se lee un cualquier blog en internet de dudosa reputación.

Si escuchas de alguien o lees en algún sitio que las harinas son malas y que se deberían eliminar, y no explican con fundamentos lo que exponen, pon en duda lo que dicen o lo que lees de estas fuentes.

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