Las personas obesas sienten mucha hambre por distintas razones. Aquí te explicaré por qué una persona con obesidad siente hambre y ansias por comer.
Cuando era más joven pensaba que las personas obesas no debían sentir hambre porque creía que tenían un gran reservorio de nutrientes en sus barrigas.
O sea, realmente en mi infancia y adolescencia pensaba que las personas gordas, fofas, obesas, con sobrepeso graso, o como se les quiera llamar, no deberían sentir hambre porque pensaba que lo que acumulaban en sus barrigas, cachetes, piernas, brazos, etc., les permitía vivir por horas y horas sin la necesidad de comer, y que si comían no era porque realmente el cuerpo sentía esta necesidad ingerir nutrientes sino porque lo hacían de gula o por simple capricho, o algo por el estilo.
Las personas con obesidad sienten hambre por causas normales y desórdenes hormonales
Claro, este modo de pensar era bastante tonto, pero claramente en ese tiempo era una persona ingenua, no tenía conocimientos sobre anatomía ni fisiología, y solo me dejaba llevar por apariencias y por lo que otras personas pudieran pensar, que era algo muy similar a lo que ya escribí en el párrafo anterior.
Y bueno, otro de los pensamientos tontos e infantiles era con base a que las personas obesas rebotaban, que la personas obesas podían resistir golpes sin sentir dolor, que las personas obesas al pincharles con algún objeto corto-punzante no derramarían sangre sino aire y grasa, etc.
Luego me dí cuenta lo mal que estuvo el pensar de esta forma, tanto porque es algo estúpido desde el punto de vista académico como porque era algo que hacía sentir mal a las personas que tenían este tipo de problemas de sobrepeso graso u obesidad mórbida.
A veces soy consciente de que el haber acumulado tanta grasa adiposa y visceral no es culpa meramente de ellos(as) sino de los malos hábitos de vida y alimentarios inculcados por sus padres desde muy tempranas edades, y por los que recibieron en su educación escolar básica. Otras veces simplemente puede deberse a desórdenes hormonales, lo cual puede ser tratado.
El hambre y la ansiedad en las personas con obesidad
En sí el hecho de que una persona obesa sienta hambre no lo hace diferente a una persona con un IMC normal o bajo.
O sea, no por ser obeso(a) el aspecto fisiológico del hambre es diferente a una persona No obesa.
Pareciera diferente tal vez por el aspecto físico más voluptuoso que se presenta cuando existen altos niveles de grasa corporal en diferentes partes del cuerpo, pero realmente el bajón de nutrientes macro y micro es exactamente el mismo para provocar la sensación de hambre, en ambas personas, aunque por supuesto lo que variaría serían las cantidades que se gastan por unidad de tiempo de estos nutrientes macro (glucógeno, proteínas, grasas) y micro (vitaminas y minerales).
Aunque bueno, otro factor por el cual las personas obesas y que usualmente son sedentarias (o sea que no practican entrenamientos o ejercicios físicos a intensidades moderadas o medianamente altas) es que la secreción de la hormona Leptina (la hormona que indica saciedad) se ve comprometida.
O se secreta en altas cantidades pero por la mala salud y el mal acondicionamiento físico de la persona luego se genera algo así como "resistencia" a la hormona Leptina. Espero que ya hayas podido entender este importante punto hormonal.
O sea, usualmente esta hormona se segrega cuando los almacenes del tejido adiposo tienen reservas suficientes, para indicar así a la persona que no debería ingerir más, pero ésta (la persona) a veces se deja vencer por los estímulos olfativos visuales y gustativos y come de gula, lo cual con el tiempo puede generar algún tipo de resistencia a esta hormona, o sea que aun cuando ésta se pueda generar en grandes cantidades ya la persona no le hará caso a las señales que ella le envía a través del hipotálamo.
Otro factor que ocurre es que la hormona mencionada es regulada también por medio de otra hormona, la Insulina.
A veces el organismo de una persona obesa tiende a sufrir principios de diabetes, por ende produce menos insulina y por ende menos Leptina. Si no hay suficiente Leptina, esta hormona no puede controlar los niveles de un neurotransmisor conocido como Neuropéptido Y (NPY), el cual en niveles altos aumenta considerablemente el apetito y al mismo tiempo genera en la persona pocos deseos de ejercitarse.
O sea, comer a lo loco simplemente porque todo sabe rico (teniendo en cuenta que se tiene un gasto energético basal y total bajo) genera poco a poco acumulaciones elevadas de grasa corporal, esto a su vez con el tiempo (sumándole el sedentarismo) puede desencadenar diabetes o al menos resistencia a la insulina.
Si sucede lo primero, o sea algún tipo de diabetes, se deja de producir suficiente Leptina, se aumentan los niveles de NPY y por ende se continúa acumulando grasa a lo loco si se sigue comiendo igual o en mayores cantidades y si no se ejercita para intentar aumentar el gasto energético.
Ahora bien, independientemente de si la persona tiene o no algún tipo de desorden hormonal, la misma sí o sí en algún momento va a sentir hambre, principalmente porque con el paso de las horas su organismo irá gastando poco a poco glucógeno hepático para alimentar a su cerebro, sistema nervioso, y otros órganos y tejidos.
Y porque para la degradación de glucógeno hasta glucosa, para el transporte de estas moléculas, para la generación enzimática necesaria para llevar a cabo todo este tipo de procesos bioquímicos, se requiere tanto de agua como de nutrientes micro (vitaminas y minerales).
Además, cuando los niveles de glucógeno hepático bajan demasiado, el cuerpo no ve de otra que empezar a degradar proteínas musculares hasta aminoácidos (lo que gasta más agua y nutrientes micro) para así intentar convertirlos a glucosa para así tratar de cumplir con los requerimientos energéticos de la persona.
¿Y entonces cuál es la función de toda esa grasa acumulada?
Como ya mencioné en los primeros párrafos de este artículo, es erróneo pensar que porque una persona obesa tiene grandes cantidades de grasa corporal ésta no va a sentir hambre, ya que aunque las grasas de reserva (triglicéridos) cumplen distintas funciones en el organismo como el almacenamiento de vitaminas liposolubles, efectos térmicos cuando se vive en climas de bajas temperaturas, para efectos de amortiguación proporcionando lubricación a algunas articulaciones.
Y efectos energéticos para las fibras tipo 1 o de contracción lenta (caso de los ácidos grasos) y para alimentar algunos órganos como los riñones (caso del glicerol), éstas no pueden alimentar al cerebro y sistema nervioso, principalmente.
Además, tampoco pueden alimentar completamente a las fibras musculares esqueléticas tipo 2A y de ninguna manera a las tipo 2B, en caso pues que la persona obesa o con sobrepeso graso con el tiempo decidiera ejercitarse de forma gradual y continuada.
Una persona con obesidad siente hambre simplemente porque a través de todas la actividades físicas (y también cuando decide ejercitarse aun si lo hace aun ritmo moderado) gasta mucho glucógeno hepático, probablemente algo de glucógeno intramuscular, y muchos nutrientes micro para poder crear enzimas, hormonas, etc.
O sea, el hambre no se da porque a una persona le falte grasa ya que éste no es el único nutrientes.
El hambre también se da cuanto le hagan falta proteínas en su musculatura esquelética bien sea por malnutrición o porque simplemente entrena en ayunas o porque su sesión de entrenamiento es muy intensa y extensa.
Aunque claro, lo segundo no debería ocurrir en una persona con obesidad puesto a que el entrenamiento de alta intensidad con o sin pesas está contraindicado para ellos y ellas.
Ya lo relacionado a entrenar en ayunas no es lo recomendado ni en personas sanas ni mucho en menos en personas obesas, en este segundo caso porque el hambre aumentaría brutalmente lo cual puede llevar a aumentos considerables en el consumo de kilocalorías y esto por supuesto aumentaría el riesgo de aumentar la grasa corporal.
Muy probablemente la fuerza de voluntad no podrá primar dado a que se trata de desórdenes hormonales y bajones bestiales y poco acostumbrados de nutrientes como el glucógeno, probablemente proteínas muscular y nutrientes micro (vitaminas y minerales).
El hambre es una necesidad fisiológica que se da en todo tipo de personas. Las personas con obesidad suelen sentirla no solamente por los bajones de nutrientes macro y micro que pueden experimentar a lo largo del día, sino también por los desórdenes hormonales que a causa de su condición se pueden presentar, en mayor o menor medida dependiendo de cada persona.
Aunque claro, una alimentación adecuada y rutinas de entrenamiento específicas según la condición de caca persona, pueden aminorar todos estos males en función del tiempo, y mejorar considerablemente el aspecto físico y de salud en general.
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